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El espejo retrovisor un antes y un después

by oquendoe

Aconteció que una semana después de dejar mi hogar, hace dos años, al mirar por el retrovisor, vi la imagen de mis hijas diciendo adiós a lo lejos reflejada en el retrovisor. Aquel domingo marco mi vida para siempre. Esto como resultado de una terminación y una separación con la madre de mis hijas.

Todavía pienso sobre aquel domingo y pienso que hubiese hecho diferente para no experimentar aquel profundo dolor, que experimente al ver la candidez de mis hijas reflejada en el retrovisor diciendo adiós con sus manitas. Hoy dos años después pienso que marcó un antes y un después en mi vida. Comenzó la historia de ser un padre presente y elaborar un plan necesario, trabajar con mi duelo y el estar presentes para mis hijas.

Uno de los sentimientos que más ha acompañado este proceso fue el sentimiento de culpa, siendo un gran verdugo. Fue a través del tiempo que comencé a trabajar conmigo mismo y en las relaciones paternofiliales con mis hijas. Primero comencé a trabajar con el sesgo que implica la figura del que abandona o el que se siente abandonado. Segundo establecer una base de apego seguro para mis hijas.

En lo personal al contar con una base profesional en salud mental jamás me había preparado para esto. Parte de mi consuelo en principio fue buscarlas constantemente varias veces a la semana, sin permitir un espacio para mi yo personal. Lo interesante es que caí en la trampa, de que estar presente era ocupar la mayor cantidad de tiempo con ellas, para harmonizar y matizar este proceso que apenas estaba comenzando.

Al contrario, me estaba haciendo más daño, al querer controlar todas las variables, suponiendo que estar presente era dejar de estar para mi y pasar mas tiempo con ellas. La verdad es que todo parecía un carrusel dando vueltas y vueltas, omitiendo mi dolor, para querer demonstrar que era un super papa, en daño a mi relación con ella y a mi mismo. Comprendí luego de pasado un tiempo que tenia que comenzar a trabajar conmigo mismo. Me implique en un sin mar de tareas y proyectos, siendo real el hecho de no querer llegar a mi casa, debido a la ausencia del ruido.

Por un tiempo no hubo juguetes regados, comida salpicada en la mesa en fin todo lo que hace la experiencia de crianza un aprendizaje.

Hoy finalmente miro atrás, y pienso que he superado mis expectativas, ya me consuela una vez terminada las relaciones paternofiliales el saber cómo la pasaron, preguntándoles ¿Qué fue lo más que les gusto? ¿Qué actividad te gustaría se repita? ¿Qué papa debe cambiar para mejorar?.

Concluyo que al hacer estas preguntas me pude insertar en la narrativa de lo que mis hijas necesitaban y comprenderlas más, para sobre todo estar presente y brindarles una base de apego seguro. Finalmente, ya al mirar por el retrovisor en este caso personificando “el después” ya no me cuesta tanto dejarlas y ellas se van mas tranquilas al despedirse con un beso y un abrazo.

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2 comments

oquendoe 16/07/2021 - 1:54 am

Hola saludos agradezco tu comentario y por tomarte el tiempo de hacer lectura de la entrada.

Maria 16/07/2021 - 1:21 am

Excelente Gracias por compartir tu experiencia personal y estoy segura que será de ayuda para muchos padres en la misma situación.. bendiciones por siempre.

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