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La imagen como terapia

by oquendoe

El haber retomado la fotografía, ha sido un despertar a la creatividad, lo subjetivo y la narración. Por muchos años había querido incursionar en la fotografía, pero lo había dejado engavetado, está vez lo hago a través de mi lente móvil con una obsesión hacia el encuadre 1.1 tanto horizontal como vertical.

Posteriormente haré la transición, de pasar a una escena a otra y obtener otras narrativas a través de mi lente. El singularizar este pasatiempo es algo único e irrepetible, cada vez que presionas con el dedo pulgar, esperando a ver el resultado.

Primeramente he querido hacer un distintivo al aplicar la frase “Crónicas de Corta Distancia” en cada una de las fotos, para poder expresar todo aquello que veo y deseo transmitir. El hacerlo personaliza lo que veo y deseo transmitir a través de mi lente. Al acuñar la frase “Crónicas de Corta Distancia” en cada uno de mis post en Instagram hago la acción de primero aplicar la frase y luego describo la fotografía que estoy compartiendo.

La fotografía como arte es muy amplia dentro de la cual puedes captar muchas cosas que van desde lo minimalista hasta algo extraordinario. Los centros de interés pueden ser variados, en mi caso me gusta la fotografía urbana y la tipo paisaje. El asunto al cual quiero llegar, de ver la imagen como una terapia, pueden ser variados. Se puede ver dentro de la fotografía aspectos como la razón y la emoción. Es de ahí donde parto, para argumentar que al ver una imagen se puede traspasar información de manera fluida de un ser humano a otro por medio del lenguaje.

Por consiguiente la fotografía es un lenguaje por el cual, el ser humano tiene la facultad de poder expresarse y comunicarse con los demás a través de la visión articulada del lente o de otros sistemas de signos. Pero una fotografía puede no contener un signo o un símbolo. Por otra parte, la fotografía puede cumplir otras funciones más allá de ser un documento. Puede, por ejemplo, ahondar, profundizar, extraer y exorcizar recuerdos, conoci­mientos o sentimientos íntimos con finalidad terapéuti­ca Irala (2018)

En otras palabras la fotografía es usada en las terapias del área de la sa­lud mental, la cual se está consolidando y su uso y aplicación se han disparado en los últimos 10 años, a pesar de que estas experiencias comenzaron hace varias décadas. Se ha documentado que tanto en el ámbito internacional como en España existe el trabajo conjunto de especialistas en fotografía y narra­tiva visual con psicólogos y centros especializados (bien hospitales, bien asociaciones) como bien describe (Irala, 2018)

En la revisión bibliográfica realizada se han encontrado dos términos o enfoques que hacen una diferenciación entre la fototerapia y la fotografía terapéutica. En este ámbito de trabajo y estudio (fotografía y salud mental) la fototerapia está en el mismo terreno que el arteterapia, es decir, se trata del uso de la fotografía como un medio creativo para desarrollar la imaginación además de “contribuir al desarrollo personal tendiendo a la integración de la historia vital así como el desarrollo de la autoestima y el empoderamiento” de los partici­pantes (Lockett, 2014, p. 225).

En la mayoría de las ocasiones, por tanto, se trata de acciones, talleres y actividades de enfoque creativo o cuyo objetivo es usar y desplegar la creatividad propia, bien por sí mismo bien como medio para la denuncia de una situación dada. En este caso, encontramos en este término por ejemplo personas con complejas situaciones sociales que utilizan el medio fotográfico de una forma documental con una finalidad de denuncia.

Por otro lado, la fotografía terapéutica viene a referir-se al uso de la fotografía como un medio para la terapia psicológica, la introspección y la salud mental. Por tanto, consiste en usar la imagen y/o su producción para la sa­nación o mejora de los trastornos mentales. Grupos e in­dividuos con diferentes afecciones mentales han trabaja­do con la fotografía como un medio terapéutico bien sean mayores con trastornos como el Alzheimer o personas con diferentes rangos de edad y dolencias como demen­cias, amnesia, angustia, depresión, adicciones, etc.

En su artículo de 2008 sobre fotografía y psiquiatría Martínez Azumendi clasifica los usos pasados y actuales de la imagen fotográfica en el ámbito de la salud mental. Para Martínez existen dos aproximaciones principales a este campo. El primero sería aquel en el que lo im­portante son “los contenidos de las propias imágenes fotográficas y la utilidad o propósito con la que fueron tomadas” (p. 64).

La segunda área de trabajo sería aquella cuya “finali­dad buscada por parte de los sujetos, que bien toman la foto, la alteran […] o la preparan para ser utilizada como herramienta para alcanzar diversos fines en el ámbito psiquiátrico o psicológico” (Martínez, 2008, p. 64). En esta segunda aproximación no tiene tanta importancia el resultado de la imagen como el proceso de toma por ser este el propio transcurso de la toma el que contiene el beneficio terapéutico.

Otros autores no hacen esta distinción, o en todo caso combinan en ambos términos el uso de la fotografía, de la reflexión sobre la misma, y la toma. Pero, en todo caso, siempre se coincide en que la potencia y la eficacia tera­péutica que alberga la imagen fotográfica residen en su ca­pacidad para conectar con el Yo profundo y subconsciente del ser humano, incluso con aquel que está más dañado.

El hecho de que los trastornos en la salud mental de las personas pueden ser de muy diferente origen (adic­ciones, maltrato, acoso, depresiones reactivas, cuestio­nes físicas, etc.) y desarrollarse en una variedad enorme de contextos, así como las necesidades médicas, emo­cionales y psicológicas en cada paciente son casi infini­tas, me lleva a plantear que la línea entre fototerapia y fotografía terapéutica es, o puede ser, demasiado fina y borrosa como para plantear sin dobleces o equívocos la separación entre ellas. La mujer que ha sido acosada, violada o maltratada, el niño con falta de apego, o el adul­to con depresión aguda pueden verse beneficiados de la fototerapia tan solo por su expresión creativa, lo que nos llevaría a entender en ese contexto dicha actividad como fotografía terapéutica Irala (2018).

Finalmente, como principal conclusión podemos afirmar que la imagen como terapia para la salud mental a través de la fo­tografía son eficaces, flexibles, medibles y comienzan a consolidarse de forma importante. Esta evi­dencia es manifestada tanto por los expertos en fotogra­fía que desarrollan su trabajo en este ámbito, como por médicos y psicólogos que comienzan, no solo a ponerlas en práctica, sino también a publicar los resultados de sus proyectos de fotografía terapéutica.

Referencias:

Irala, P. (2018). La imagen como terapia. Revista Espanola de Comunicacion en Salud, 9(2), 237-243.  202303141755211045089006

Lockett, M. (2014). Proyecto Enfocadas: una experiencia grupal realizada con mujeres que sufrieron en el pasado violencia por parte de sus parejas, utilizando la fotografía y la narración como herramienta terapéutica. Arteterapia: Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social (9), 225-246.

Martínez Azumendi, Ó. (2008). Fotografía y psiquiatría. Cuad. Psiquiatr. Comunitaria, 8(1), 63-75.