El estrés en comparación con la ansiedad
Ansiedad
La vida puede ser estresante. Puedes sentirte estresado por tu rendimiento en la escuela, eventos traumáticos (como una pandemia, una catástrofe natural o un acto de violencia), o bien, un cambio importante en tu vida. Todas las personas se sienten estresadas de vez en cuando.
¿Qué es estrés? El estrés es la respuesta física o mental a una causa externa, como tener muchas tareas o padecer una enfermedad. Un estresor o factor estresante puede ser algo que ocurre una sola vez o a corto plazo, o puede suceder repetidamente durante mucho tiempo.
¿Qué es la ansiedad? La ansiedad es la reacción del cuerpo al estrés y puede ocurrir incluso si no existe una amenaza real.
Si esa ansiedad no desaparece y comienza a interferir en tu vida, podría afectar tu salud. Podrías tener problemas para dormir o con tus sistemas corporales incluyendo inmunitario, digestivo, cardiovascular y reproductivo. También puedes correr un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad mental, como un trastorno de ansiedad o depresión.
– El estrés en comparación con la ansiedad
El estrés
- Generalmente es una respuesta a una causa externa, como tomar una prueba importante o discutir con un amigo.
- Desaparece una vez que se resuelve la situación.
- Puede ser positivo o negativo. Por ejemplo, puede motivarte a cumplir con un plazo o puede hacerte perder el sueño.
El estrés y la ansiedad
Tanto el estrés como la ansiedad pueden afectar la mente y el cuerpo. Puedes tener síntomas como:
- preocupación excesiva,
- inquietud,
- tensión,
- dolores de cabeza o de cuerpo,
- presión arterial alta,
- pérdida de sueño.
La ansiedad
- Generalmente es interna, lo que significa que es tu reacción al estrés.
- Con frecuencia incluye un sentimiento persistente de aprensión o temor que no desaparece y que interfiere en la forma en que llevas tu vida.
- Es constante, incluso si no hay una amenaza inmediata.
Cómo sobrellevar el estrés y la ansiedad
Aprender qué causa o desencadena el estrés y qué técnicas de afrontamiento funcionan para ti puede ayudarte a reducir tu ansiedad y a mejorar tu vida diaria. Puede ser necesario intentar diferentes cosas hasta descubrir qué funciona mejor para ti. A continuación mencionamos algunas actividades que puedes intentar cuando empieces a sentirte abrumado:
- Mantén un diario.
- Descarga una aplicación que tenga ejercicios de relajación (como respiración profunda o visualización) o consejos para practicar la atención consciente (conocida en inglés como mindfulness), que es un proceso psicológico para prestar atención activamente al momento presente.
- Haz ejercicios y asegúrate de comer alimentos saludables y con regularidad.
- Mantén la misma rutina de sueño y asegúrate de dormir lo suficiente.
- Evita consumir cafeína en exceso, como refrescos o café.
- Identifica tus pensamientos negativos e inútiles y ponte como meta superarlos.
- Comunícate con tus amigos o familiares para que te ayuden a sobrellevar esto de manera positiva.
Reconoce cuando necesitas más ayuda
Si tienes dificultades para sobrellevar el estrés o la ansiedad, o si tus síntomas no desaparecen, puede ser el momento de hablar con un profesional. La psicoterapia (también llamada “terapia de diálogo”) y los medicamentos son los dos tratamientos principales para la ansiedad, y muchas personas se benefician al combinarlos.
Si tú o alguien que conoces tiene una enfermedad mental, problemas emocionales o inquietudes sobre la salud mental, existen formas de obtener ayuda.
Referencia
NIH (August 20, 2021.). ¡Estoy tan estresado! hoja informativa. The National Institute of Mental Health. Retrieved August 20, 2021, from https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/estoy-tan-estresado

Lucía Halty, Universidad Pontificia Comillas; Helena Garrido Hernansaiz, Centro Universitario Cardenal Cisneros; María Jesús Martínez Beltrán, Universidad Pontificia Comillas; Rocío Rodríguez Rey, Universidad Pontificia Comillas, and Virginia Cagigal, Universidad Pontificia Comillas
Hace año y medio vimos cómo, de la noche a la mañana, nuestra vida cambiaba radicalmente: nos vimos confinados, casi todos nuestros planes se cancelaron y nuestras relaciones cambiaron. Además, hemos sido testigos de mucho sufrimiento causado por el fallecimiento de seres queridos, pérdida de planes importantes y problemas económicos y sociales, entre otros muchos. Todo esto, que no es poco, ¿qué impacto ha tenido sobre nuestra salud mental?
Desde el confinamiento distintos estudios han mostrado que la pandemia está teniendo unos efectos psicológicos bastante profundos. Un estudio realizado en marzo de 2020 mostró que el 25% de los españoles sufrieron ansiedad, el 41% estrés y el 41% síntomas de depresión durante el confinamiento. La ansiedad y el estrés normalmente se generan ante situaciones que son impredecibles (no sabemos qué va a pasar), incontrolables (en gran medida no dependen de nosotros) y prolongadas en el tiempo. La pandemia cumple a la perfección todos estos requisitos, por eso nos genera tantísimo estrés.
Por otro lado, la tristeza y la depresión aparecen frecuentemente cuando perdemos algo, y durante la pandemia hemos perdido muchas cosas: ocio, vida social, ingresos… y en el peor de los casos, a alguien querido. Sabemos, además, que estos efectos psicológicos persisten en el tiempo. Un estudio aún no publicado muestra que las personas que fueron evaluadas durante el confinamiento volvieron a ser evaluadas meses después y los síntomas psicológicos se mantenían tan altos como en marzo.
¿Estamos psicológicamente peor tras la covid-19?
La buena noticia es que no. Pese a que todos hemos sufrido cambios, no podemos afirmar que todas las personas se sientan peor ahora que antes. Cada persona tiene su contexto y sus propias estrategias para lidiar con las dificultades y cada caso debe valorarse de manera individual.
Los estudios, sin embargo, nos muestran que algunos colectivos son especialmente vulnerables. Entre ellos destacan los profesionales sanitarios, que han vivido situaciones extremadamente difíciles, así como quienes han perdido el empleo o experimentan dificultades económicas. Y, por supuesto, quienes han perdido a un ser querido.
Además, a pesar de las consecuencias adversas de la pandemia, para muchas personas esta situación ha servido para darse cuenta de qué es lo realmente importante en su vida y han decidido hacer cambios importantes. Por ejemplo, hay quienes se han dado cuenta de quién está a su lado realmente en momentos de dificultad y han decidido dedicar más tiempo a cuidar su relación con estas personas. Esto es lo que en psicología llamamos crecimiento postraumático y durante la pandemia ha aparecido en alrededor de uno de cada tres personas.
Paradójicamente, aquellos que han sufrido más son quienes también tienden más a afirmar que tras la pandemia han realizado algún cambio positivo en su vida. Para estas personas, el Covid ha sacudido realmente los cimientos de su vida y en ese proceso hay mucho sufrimiento, pero (a veces) también mucho aprendizaje.
¿Qué se puede esperar ahora?
No dejamos de escuchar que “la pandemia no ha desaparecido”. Y sus efectos psicológicos tampoco. La situación sigue siendo impredecible e incontrolable en gran medida y el hecho de que se esté prolongando tanto está generando mucho cansancio. Por lo tanto, no debe extrañarnos que muchas personas sigan sintiéndose mal o incluso peor que al principio.
Incluso si mañana el virus se hubiese erradicado del todo, no podríamos esperar que sus secuelas psicológicas hiciesen lo mismo. Hemos aprendido a convivir con el miedo y esta emoción no va a irse de la noche a la mañana: al fin y al cabo, nos ha sido útil durante todo este tiempo, nos ha hecho protegernos.
A pesar de ello, retomar las actividades cotidianas, el contacto social, el ocio, tiene un efecto muy beneficioso sobre el estado de ánimo. Por eso, a medida que podamos ir volviendo a la normalidad, podemos esperar que la situación de muchas personas mejore.
También es importante señalar que, en muchos casos, los efectos psicológicos de la pandemia se deben a sus consecuencias sociales y económicas: pérdida de empleo o imposibilidad de conseguir uno, merma en los ingresos, inestabilidad… En la medida en que estas consecuencias sociales sigan presentes cuando ya no esté el virus, las consecuencias psicológicas persistirán.
¿Qué podemos hacer?
Durante la pandemia, psicólogas y psicólogos han ofrecido consejos para ayudarnos a sentirnos mejor. Algunos de los más importantes son seguir haciendo cosas de las que disfrutemos (aunque tengan que ser adaptadas a estos tiempos), ajustar nuestro nivel de autoexigencia e intentar no obsesionarnos leyendo y hablando todo el tiempo sobre el coronavirus.
Estos consejos son acertados. El problema es que no todos valen para todo el mundo, porque las pautas deben ser adaptadas a cada situación. En este sentido, desde Comillas acabamos de sacar a la luz una aplicación móvil y web llamada Sperantia.App que supera algunas de estas limitaciones.
Esta aplicación gratuita nos permite autoevaluarnos a nivel psicológico y nos da una serie de orientaciones personalizadas ajustadas a nuestro perfil. No sustituye en absoluto a un profesional, pero puede ser un buen comienzo para cuidar nuestra salud mental en estos tiempos en que todos somos especialmente vulnerables.
Por último, la recomendación más importante es pedir ayuda profesional si lo necesitamos: esto no nos hace más débiles, sino todo lo contrario, es una fortaleza.
Lucía Halty, Profesora e investigadora del departamento de Psicología, Universidad Pontificia Comillas; Helena Garrido Hernansaiz, Profesora Titular en Psicología, Centro Universitario Cardenal Cisneros; María Jesús Martínez Beltrán, Profesora Colaboradora Docente – Doctora de la Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia, Universidad Pontificia Comillas; Rocío Rodríguez Rey, Profesora del Departamento de Psicología, Universidad Pontificia Comillas, and Virginia Cagigal, Profesora Propia Adjunta, Universidad Pontificia Comillas
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